Para nuestra comunidad educativa, las pruebas o evaluaciones son una instancia más dentro del proceso de aprendizaje.
Para nuestra comunidad educativa, las pruebas o evaluaciones son una instancia más dentro del proceso de aprendizaje. Es indudable que, desde el inicio, en el camino y al final, en todo quehacer y en todo aprendizaje, se produce naturalmente, de forma mediadora o autónoma, una regulación, control, retroalimentación, rectificación de lo que se hace o se aprende. Estos procesos evaluativos implican conocer un estado de situación, permitiendo al docente cierta información para continuar planificando en pro de los procesos de aprendizaje de nuestros chicos.
¿Cómo se planifican estas instancias?
Cada docente planifica dicha instancia ajustándose a las características del grupo y los contenidos programáticos abordados. Asimismo, el maestro intentará realizar una propuesta clara y breve que enfoque el objetivo concreto que se pretende evaluar. Por ejemplo: si el objetivo en matemática es “aprendizaje de tablas”, una modalidad para su evaluación podría ser un oral compartido y dinámico para corroborar si el hecho numérico está aprendido. Sin embargo, si el objetivo está puesto en el “algoritmo”, la maestra podrá realizar una ejercitación en la cual la tabla pitagórica o la calculadora sirvan como recursos permitidos ya que la valoración aquí estará en torno a la mecánica de la operación.
Cuando el docente explica la propuesta y lo que pretende evaluar en cada una, hace que el estudiante enfoque sus estrategias y recursos cognitivos a la resolución. Por ejemplo, si el docente pretende evaluar la “comprensión del hecho histórico o la relación con otros”, la evaluación, en parte, podrá tener formato de múltiple opción, para que de este modo “el peso” no esté influenciado por la calidad en la respuesta escrita (donde se valora el texto escrito desde su pertinencia, ortografía, coherencia, etc.). Asimismo, las pruebas se planifican intentando que la modalidad sea variada, con apoyatura icónica y otros recursos que pueden ser utilizados estimulando los diferentes canales de entrada y salida de información, para que resulte accesible y motivadora a la diversidad de modalidades de aprendizaje.
Las instancias de evaluación son muy importantes y ocurren en el transcurso del año en varias oportunidades. Sin embargo, al igual que en el proceso de aprendizaje, se pretende no solamente la adquisición de los contenidos programáticos, sino el despliegue de determinados recursos y estrategias cognitivas como: autonomía, gestión del tiempo, enfoque de la atención, autoevaluación, etc.
Otro aspecto a destacar son las estrategias que el docente utiliza, con algunos o todos los niños, tengan o no un diagnóstico de dificultad o debilidades en determinados procesos, para que, tanto en el aprendizaje como en instancias de evaluación la propuesta resulte accesible a todos. Es importante partir de la base que, las adecuaciones o adaptaciones, no modifican el contenido curricular a enseñar o evaluar. Son estrategias educativas diseñadas con el objetivo de dar respuesta a las diversas demandas de la comunidad educativa. Cada vez más, se hace imprescindible implementar diferentes estrategias que flexibilicen e innoven la forma en cómo se presentan y evalúan los contenidos curriculares a nuestros estudiantes, no solamente con el objetivo de equiparar la accesibilidad de aquellos que necesitan un andamiaje extra, sino como una forma de promover la motivación y captar la atención de todo el alumnado. Por tanto, no es de sorprender que el docente recurra a diversas estrategias para favorecer los procesos de aprendizaje y evaluación. Dichas adecuaciones pueden realizarse en diversas variables (tiempo, espacio, formato en la presentación o exposición de la información, etc.) planificadas con intencionalidad previa o puestas en marcha en momentos determinados, cuando el docente lo considere necesario.
Por otro lado, es importante saber que las calificaciones o notas obtenidas en las pruebas no están valorando la capacidad intelectual o el pasaje de curso de nuestros chicos. Por el contrario, es una valoración de rendimiento ante una instancia dada, que tampoco es sinónimo de los aprendizajes ya que a veces los nervios o las ansiedades “nos juegan una mala pasada”. Por tanto, debe verse como una oportunidad para seguir aprendiendo lo “académico” pero también a gestionar y regular nuestros recursos cognitivos y emocionales.
Algunos consejos útiles para el abordaje en casa:
Departamento Psicopedagógico